La verdad no necesita que
tú creas en ella; la verdad sencillamente es y sobrevive tanto si crees en ella
como si no. Las mentiras necesitan que creas en ellas. Si no te crees las
mentiras, no sobreviven a tu escepticismo y simplemente desaparecen.
Cuando aprendes a escuchar,
eres respetuoso con los demás. Cuando aprendes a escuchar, sabes exactamente lo
que quieren los demás.
Que otras personas quieren
algo no significa que tú tengas que darles lo que quieren. La gente está
siempre tratando de captar tu atención porque, a través de la atención, pueden
descargar cualquier información.
Si no aprendes a escuchar,
nunca comprenderás lo que estoy compartiendo contigo ahora mismo. Sacarás
precipitadamente una conclusión y reaccionarás como si se tratara de tu sueño
cuando no lo es. Por consiguiente, quizá lo que yo digo es la verdad o no lo
es, pero tal vez lo que tú crees no es la verdad. Yo sólo soy la mitad del
mensaje; tú eres la otra mitad. Soy responsable de lo que digo, pero no soy
responsable de lo que tú entiendas. Tú eres responsable de lo que tú entiendes;
tú eres responsable de cualquier cosa que hagas con lo que oigas en tu cabeza,
porque tú eres quien da significado a cada palabra que oyes.
Si comprendes el quinto
acuerdo, verás la razón por la que no necesitas creer lo que puedes ver, lo que
ya sabes sin palabras. La verdad no viene con las palabras. La verdad es
silenciosa. Es algo que simplemente sabes; es algo que puedes sentir sin
palabras y esto se llama conocimiento silencioso.
Sé escéptico, pero aprende
a escuchar y entonces elige. Sé responsable de todas las elecciones que hagas
en tu vida. Ésta es tu vida; no es la vida de nadie más y descubrirás que lo
que tú haces con tu vida no es asunto de nadie más.
Somos víctimas de todos los
símbolos que creamos, somos víctimas de todas las voces en nuestra cabeza,
somos víctimas de todas las supersticiones y distorsiones de nuestro
conocimiento.
Miguel Ruiz.
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