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lunes, 29 de julio de 2013

NO ES ¿POR QUE?, ES ¿PARA QUE?


A las personas nos pasan innumerables cosas en la vida y muchas de estas son shoqueantes y traumáticas. Estamos hablando de aquellos momentos en que nuestro corazón parece romperse en mil pedazos, de tal manera, que hasta du- damos de como seguir adelante.
Como humanos, la primera pregunta que nos viene a la mente, y es absolutamente lógico que así sea, es ¿por qué? nos está sucediendo esto a nosotros. Y en verdad, es una de las preguntas entre infinidad de interrogantes que podemos llegar a hacernos que no podemos, ni vamos a poder responder adecuadamente, así como tampoco nos va a satisfacer la respuesta que logremos encontrar o que alguien nos pueda dar.
Los ¿por qué?, están reservados a Dios. Tienen que ver con cuestiones que no pasan por nuestro nivel de consciencia. Tampoco tienen que ver con el fatalismo religioso que utiliza esto para emparentarlo con el castigo divino o la culpa.
En realidad es una pregunta que tiene una sola respuesta que nosotros podemos encontrar, pero como expresé antes, nunca nos va a satisfacer. La respuesta es en verdad simple: nos sucede lo que nos sucede sencillamente porque tenemos que pasar por esa experiencia.
Muchas veces nuestra alma pactó antes de bajar a esta vida que tal o cuales acontecimiento formaban parte de lo que teníamos que experimentar para con ello aprender algo, con la intención, la mayoría de las veces, de que produjéramos el cambio que teníamos que producir porque era la manera más perfecta de aprender algo. Y lo loco de la vida es que si esto fue provocado por el ejercicio de nuestro libre albedrío, termina siendo de la misma manera. Si no fuera así, sencillamente no hubiera ocurrido. Siempre sucede lo que nos tiene que suceder.
Como un simple ejemplo pondremos esto: Un hermano nuestro tiene que subirse a un avión, pero a último momento decide no viajar. Luego se entera que este avión tuvo un accidente y no hubo sobrevivientes. En el mismo ejemplo, otra persona, con urgencia para viajar, compra el boleto desocupado que dejó vacante nuestro hermano.
¿Ustedes que creen? ¿qué fue obra de la casualidad? No existen las casualidades, estas simplemente pueden ser parte de nuestras explicaciones humanas. Lo que nosotros debemos hacer, luego obviamente del debido proceso interior, es reformularnos la pregunta por el ¿para qué? sucedió esto. Y allí, encontraremos las verdaderas respuestas que podamos comprender desde nuestro lugar en la vida. Es allí donde muy probablemente encontremos el nuevo camino que debemos emprender, las transformaciones que debamos hacer, lo que ya debemos dejar en el pasado, el nuevo lugar al que tenemos que ir, en fin, la nueva vida que debemos recomenzar.
Es así como funciona nuestra vida. Si nos quedáramos solamente con el ¿por qué? solo nos quedaríamos con el odio, el rencor, la depresión, la tristeza y el dolor y, en definitiva, no resolveríamos nada. En cambio si nos preguntamos el ¿para qué?, encontraremos el nuevo rumbo que debemos emprender en nuestras vidas a partir de ese momento.
Nuestra percepción de lo que nos sucedió será distinta y con ella diferente nuestra vida a partir de ese momento. De ahí en más el aprendizaje estará cumplido.

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