Cuando estás en
paz irradias una vibración, cuya cualidad permite que se sientan a salvo todos
los que se encuentran a tu alrededor. Si estás tenso y ansioso, emites un
mensaje subliminal acerca de que hay algo que está mal, algo para temer. Las
personas de tu entorno responden inconscientemente a este mensaje. O se
conectan con este miedo y lo incrementan, o se distancian y te dejan solo.
La tensión te
separa de lo Divino por dentro y los problemas frecuentemente aparecen como
insolubles. Cuando encuentras el nivel profundo de serenidad interior toda la
tensión en tu cuerpo se derrite, todo el miedo se disuelve. Estás
abierto a la Luz y se presentan soluciones a los desafíos. Las puertas se abren
y la vida fluye. En un estado de calma, paz y serenidad eres como una roca.
Nadie te puede lastimar ni hacerte enojar porque no se lo permites. Como ellos
saben esto, nadie lo intenta. Cada instante de la vida ofrece una
oportunidad para crecer espiritualmente. Esto es así porque estamos
constantemente pensando y cada pensamiento aumenta o disminuye nuestra
frecuencia vibratoria. Un Maestro observa sus pensamientos, sabiendo que él
crea el aura alrededor de sí. En cualquier momento, si estás ansioso, puedes
detenerte y concentrarte en pensamientos calmos e imaginar resultados positivos
para tus desafíos. Puedes imaginar un lugar sereno. Tu mente no sabe que es
imaginación. Se cree que todo está bien y te relaja el cuerpo. Las palabras
crean los símbolos. Cada palabra que pronuncias tiene una forma. Puede ser un
cubo de hielo, un reloj con alarma, una manta dorada o una rosa. ¿Tus
palabras congelan, lastiman o le dan miedo a otros, o los fortifican, los sanan
y los reconfortan?
Empieza a
observar los símbolos que envías a otros, puesto que vuelven hacia ti y se
quedan en tu aura, donde atraen más de lo mismo, porque otra gente
inconscientemente responderá a ellos. El silencio es una profunda
práctica espiritual. Por supuesto, las acciones hablan aún más fuerte
que las palabras o los pensamientos. Los Maestros Ascendidos hacen como a ellos
les gustaría que les hicieran, por lo tanto cultivan el cuidado, la bondad, la
generosidad, la aceptación, el coraje y las acciones de alta calidad. Los
humanos, frecuentemente hablan tonterías. Son chismosos. Hablan de la guerra,
enfermedades, del odio y demás basuras.Desafortunadamente, muchos tienden a
pensar que cualquier otro tema de conversación es aburrido. Si deseas ser un
Maestro, no “compres” negatividad, porque hay otra Verdad. Habla de la
esperanza, de la Luz, de las maravillas del Universo. Llena tus conversaciones
con inspiración. Busca la bondad en otros. Reconoce las buenas acciones y los
logros. Siente que tu aura se hace cada vez más radiante y pacífica. Si
deseas encontrar la paz interior bendice a tus enemigos. Todos somos Uno. Todos
somos parte de lo Divino. Nuestros enemigos vienen a nosotros como nuestros
mayores maestros.
Cuando dejamos
de culpar y empezamos a bendecir a otros, nuestra luz brilla y la serenidad
interior se profundiza. Para hallarnos en paz debemos tomar plena
responsabilidad por nuestra vida. No podemos estar en paz si le damos
a otro el poder de herirnos o hacernos enojar, de frustrarnos o hacernos sentir
celosos. Si culpamos a otro por lo que han hecho sus acciones en nuestra vida o
por cómo nos sentimos, somos víctimas.Las víctimas viven en la tercera
dimensión. Un Maestro dice: “Sucedió esto. ¿Cómo he permitido que
entre en mi vida? ¿Cuál es el aprendizaje?” y hace algo al respecto. El
aprendizaje de una persona puede ser amar y aceptar a alguien o a una
situación. El aprendizaje de otro puede ser decir su verdad con claridad; hay
quien puede necesitar un desafío o aun pelear por sus derechos. Cada uno
debe ir hacia dentro para entender las pruebas que aparecen y manejarlas
apropiadamente. Para un Maestro, cada situación simplemente es. El perro muere,
nace un bebé, se lastima una persona amada, se incendia una casa, ganas un
premio, hay un problema en el trabajo. Un humano en la tercera dimensión
reacciona con rabia, miedo o exaltación; su humor cambia de acuerdo con las
circunstancias. El humano en la quinta dimensión se mantiene centrado.
Somos humanos y los humanos tienen emociones. Los Maestros lloran. Los
Maestros se enojan. Jesús lloró. Jesús se enojó con los prestamistas. No
podemos esperar ser diferentes.
Está bien
lamentarse, afligirse o alegrarse. Sin embargo, los Maestros rápidamente
vuelven a equilibrarse. No gastan la energía pasando de un extremo de la
emoción al otro extremo. El miedo es el gran ladrón de la paz. El miedo es la
ausencia de Amor y de Luz. Es el sirviente que nos recuerda que debemos
aumentar la vibración de nuestros pensamientos con respecto al problema. Los
Maestros les dan la bienvenida a los miedos y los enfrentan, puesto que son
oportunidades para crecer. Si te encuentras con el miedo, di una oración o
llena tu mente con mantras. Reza por las cualidades que necesitas. Reza
pidiendo resultados positivos. Esto te mantiene enfocado en la vibración
superior y le dice al universo que estás listo para seguir avanzando. Una vez
que hayas encarado el miedo, aprendido lo que te ofreció y aumentado tu
vibración, ya nunca más te enfrentarás a ese desafío de vibración baja.Si
sientes que empiezas a tensionarte -que es el resultado de comenzar a
desvincularte de Dios- profundiza y haz más lenta tu respiración. Las
respiraciones lentas y profundas nos conectan nuevamente, porque estamos
tomando no simplemente oxígeno sino prana, que es la fuerza vital Divina.
Estamos respirando la respiración de Dios.
De ahí que,
respirar el humo del cigarrillo mata el espíritu, así como vivir en un lugar
contaminado destruye la fuerza vital. Si te sientes triste, ve a un sitio bello,
con aire limpio y fresco. Luego respíralo a Dios nuevamente.Los Maestros,
después de algún momento traumático o problemático, vuelven a equilibrarse
tomando tres respiraciones; esto es algo que se puede practicar.
Diana Cooper
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